CRISTÓBAL JIMENEZ LARA
"EL CRISTO"

Nació en Facinas el 29 de septiembre de 1940 y falleció en el hospital de Algeciras el 6 de abril de 2003.

         Fue Cristóbal un joven muy popular y completamente integrado en la vida social y laboral. Formaba parte de nuestras reuniones y son muchas las fotografías donde aparece junto a Cristobita Cózar, Gaspar Perea, Paco Jiménez, los hermanos Rosano, Pedro Ortega y un largo etcétera.

         Formal, taciturno y juguetón. Siempre dispuesto a participar en todo lo que era costumbre por aquellos tiempos.

         Cómo trabajador era un peón de la construcción que cumplía como el primero. Trabajó principalmente en la empresa de Nicolás Rosano.

         Por los años sesenta, setenta y algo mas, acostumbrábamos a construir nuestras casas con la ayuda de los vecinos, así era muy corriente que principalmente en el fin de semana nos uníamos para realizar las faenas más penosas como el hormigonado de los cimientos o del techo.  Era una forma de ayudarnos unos a otros.

De esa manera construí yo mi casa en el año 1975.

       “El Cristo” se ponía en la hormigonera, que era el trabajo más duro y no paraba en todo el día. Y allí estaba cada semana en la casa de quién fuera. Por ello también acudimos cuando levantó la de sus padres.

         Pero la vida le jugó una mala pasada llevándoselo por un camino triste  y degradante. Como muchas otras personas que se encierran en su soledad bajo algún tipo de complejo, cayó en las garras del alcohol. La costumbre persistente para olvidar la situación a la que él no se adaptaba hizo que perdiera el control de su voluntad, y ya lo que era una costumbre indeseable se convirtió en enfermedad, en dependencia.

         Llevado quizás por su vergüenza se marchó a Algeciras donde  trabajó en cualquier labor y vagó por sus calles. Todos sus amigos tuvimos ocasión de lamentar su estado y ayudarle en lo posible. No hizo mal a nadie, solamente a sí mismo y a su familia que sufrió la situación impotente.

         Pasados los años, contando muy cerca de los sesenta, regresó al pueblo, enfermo, triste y agotado. Al poco le llegó su fin después de resistir muchos envites.

         Nadie de aquel tiempo puede negar que “el Cristo” es  uno de nuestros personajes. Una buena persona, trabajador y amigo de sus amigos mientras fue capaz de contener el demonio de la adición. De verdad que lo recordaremos siempre como parte de la juventud bulliciosa de su tiempo y con la ternura que guardamos para los desafortunados.